sábado, 11 de junio de 2011

LA VIBRACIÓN DE NUESTRO NOMBRE - SU PODER OCULTO.



Nuestro nombre es nuestra “Marca Registrada”.
Nuestra Marca, porque contiene todo lo que somos, y Registrada, porque lo registramos arriba antes de venir.

Es como un Contrato, que pacto y firmo arriba, esto es, en planos Superiores, y que luego vengo a expresar en los planos inferiores, o sea, aquí, en este planeta.

Nuestro nombre es algo asi como un dechado de virtudes, todo lo que vengo a expresar en mis mundos, y que va a estar dándome la misión que vengo a cumplir hacia los demás.
Todo lo que vengo  mostrar, a enseñar, a manifestar.

En cambio, la fecha de nacimiento marca lo que todavía no tenemos muy bien resuelto, y lo venimos a aprender en esta Vida, a perfeccionar.

Cada sonido es una energía, que tiene una vibración especial.
Es decir que cada letra, que es un sonido, va estar dándome una vibración que representa una Virtud.

Por ejemplo, la letra M, representa a la solidez y a la estabilidad y seguridad, y la letra A, representa dirección, liderazgo y guía.

O sea que, cuando nuestros hijos, por ejemplo, nos dicen MA!!, en realidad, y desde un lugar metafísico,  nos están pidiendo apoyo, protección y guía.
¡Qué causalidad!, ¿no?.

Entonces, como cada letra tiene un significado, si unimos todas las letras de nuestro nombre, vamos a tener nuestro Significado, el Significado de nuestras Vidas, nuestra Misión , que es nuestra Vibración.

Y si unimos los significados de los números de nuestra fecha de nacimiento, vamos a tener el significado de nuestro aprendizaje, o sea, cual es el karma que venimos a aprender o a trascender en esta vida.

Nuestro nombre es nuestro sonido particular, como dijimos antes, el dechado de nuestras Virtudes, o sea nuestro propio mantra.

El Maestro Djwal Khul dice que, cuando se hace un mantra, -mantra significa  la repetición de un mismo sonido -, se forma una especie de embudo, con esas energías, que producen algo así como un vacío, que va a estar atrayendo las vibraciones de las energías que estamos trabajando.

De ahí la importancia en la conciencia de nuestro nombre, ya que es el sonido que más veces repetimos y escuchamos en nuestra vida.


Por eso, podemos repetirlo concientemente,  para conectarnos con nuestra identidad, lo que verdaderamente somos.

Como el hombre es un ser en constante evolución, no sólo por el mismo,  sino toda la especie, (al igual que todas las especies, y que el Universo), pudiera suceder que no hubiera sacado o expresado todas esas Virtudes que su nombre representa.


Si así no fuera, aquí tiene la oportunidad  para hacerlo, por que cada letra le va a marcar la Virtud que tiene que sacar.

Y como todas esas energías tienen dos polaridades, si no estamos manifestando la Virtud, pudiéramos manifestar el defecto correspondiente.

Se dice que nuestro nombre es dictado desde arriba a nuestro padres, y de esta manera se nos da la Marca que hemos pactado y Registrado antes de venir a encarnar, y que aquí debemos expresar.

Por eso, no podría haber errores con nuestro nombre.  Quizás primero se pensó en un nombre, y luego fuimos anotados con otro.  Ese “otro”, es el que verdaderamente va a mostrar nuestra vibración.

Si no nos gusta algunos de nuestros nombres, deberíamos descubrir porqué es esto.
Trabajarlo y comenzar a amigarme con él, porque él, ese nombre, SOY YO.

A veces nuestros nombres pueden tener un valor agregado.

Esto es cuando llevamos los nombres de algún miembro de nuestra familia, que nos puede conectar con lo que representaba ese ser, desde su lado positivo, o negativo.

O un nombre que perteneció a alguien famoso, un personaje histórico, o de cualquier otro tipo, pero que le va a dar un peso extra, porque está inserto en el inconsciente colectivo, con  una calificación que va a estar de acuerdo con las acciones y la vida que ese ser se había creado.
Por ejemplo, el nombre Alejandro, que puede recordar a Alejandro Magno, o Julio Cesar, o Augusto, por el Emperador Romano.


EL PODER OCULTO DE UNA PALABRA

Una palabra es un conjunto de letras, cada uno con un sonido diferente y especial.

Ese sonido , al  transmitir la onda sonora que escuchamos, produce también una vibración específica en el espacio, inherente a ese sonido, que no sólo se imprime en el éter de ese espacio, sino que atrae a las vibraciones similares que lo habitan.

Y ese sonido, que ES esa vibración, va a estar manifestando una virtud, a través de otra de las características de la energía, el color. 
El sonido más la vibración, forman el color de la virtud.

En todo existe la doble polaridad.
De un lado lo positivo, del otro, lo negativo.
Luz y oscuridad. 
Virtud y vicio.
Los dos polos opuestos, que, al unirse, van a formar la Luz, cerrando así el círculo y  la rueda kármica que le corresponde

La oscuridad es luz, que espera ser encendida.
El vicio es luz que espera ser encendida.

Dentro de cada átomo está la luz.  Puede estar dormida o despierta

Habíamos dicho antes que nuestro nombre es nuestro mantra
Y que podemos repetirlo como mantra .  
Al hacerlo, vamos también a estar repitiendo, y potenciando  el  poder oculto que nuestro nombre posee.

Cuando lo  mantramos, comenzamos a moverlo, a aumentarle su vibración y , si sus virtudes estuvieran dormidas, vamos a despertarlas, provocando una apertura.
Es lo mismo que hacemos en casa, cuando tocamos o sacudimos a la persona, que, estando dormida, queremos despertar.

Y cada vez que repetimos  un sonido, estamos enviado ondas sonoras al espacio, y la vibración se expande, aunque ese sonido ya no sea audible para nosotros.

Todas esas ondas sonoras y sus vibraciones, al unirse, forman figuras geométricas en ese espacio.

Por eso, la geometría base en el hombre , es su nombre.

Y esta geometría es lo que lo representa en el Universo, en este momento específico de su evolución, en este ciclo particular que está transitando.

También el ser, como Luz que Es, va tener un sonido, un color y una vibración, que lo van a representar a lo largo de todo su camino, dentro de esta actual rueda kármica que está desarrollando.

El color lo vamos a ver a través de su Yo Real, desde  el Rayo y la Virtud, que eligió manifestar, allá en el principio de sus tiempos,  junto a la vibración correspondiente.

El sonido particular de esa vibración, va a estar expresado por medio de lo que podemos llamar como Nombre Cósmico, ya que las energías que lo van a componer, serán , por supuesto, energías cósmicas, y lo van a acompañar al ser durante todo su trabajo evolutivo, en todas sus encarnaciones.

Mediante un aquietamiento,  podemos averiguar este, nuestro Nombre  Cósmico, aunque , en líneas generales, quizás  sólo se nos permitiría reconocer una de sus partes, conocimiento, que, por otra parte, es altamente válido para el ser.

En cada uno de esos ciclos que representan las encarnaciones,  el ser va a realizar el trabajo que le corresponde en ellas.

Como habíamos dicho antes, ese trabajo va a estar expresado a través de su nombre, en la misión que el ser va a realizar con los otros; y, a través de la fecha de nacimiento, la misión que va a tener hacia él,  el aprendizaje de esta vida.

Y ese aprendizaje,  más el perfeccionamiento que va a hacer en cada de esos estadíos, va a estar relacionado con las aperturas y ampliaciones de conciencia que el ser desarrolle con las energías que va tener que trabajar.

Y sabemos que toda energía tiene dos polaridades, la positiva, a través de la Virtud, y la negativa, la que debe ser transformada, a través del vicio.

También habíamos dicho que las virtudes son los vicios despiertos, o los vicios son las virtudes dormidas.

Cada una de las letras de nuestro nombre son virtudes, y , a través del Estudio del Nombre, siempre las vamos a ver como Virtudes, en nosotros, o en el  de la persona  cuyo nombre estamos estudiando.

Si esa virtud no se presenta, es que estaría dormida, en situación de letargo, “stand by”, y es nuestro compromiso el movilizarla, despertarla, activarla y manifestarla.

Nuestro nombre representa a la Autoridad que tenemos sobre esas virtudes, en esta encarnación, y la responsabilidad que tenemos de expresarlas.

En la fecha de nacimiento, en cambio, la expresión es el “letargo”, de esas virtudes, que debemos despertar.

Fíjense en la sabiduría  popular :

Cuando se dice  “es un dormido” , o, “despertate”,  en realidad, queremos  decir que ese ser no está viendo o comprendiendo  cosas que, sí,  tiene que ver, o comprender.

Nuestro Yo Real , nuestra Esencia, nuestro Espíritu , es lo debe gobernar  cada una de nuestras energías.

A medida que se despiertan,  pasan a formar parte del comando de nuestro Yo Real.
Antes de eso,  el comando lo tiene el patrón mental, el inconsciente,  o los cuerpos inferiores, que es, en definitiva, la misma cosa.

Por eso habría que transformar todo tipo de letargo, en energía positiva.

Nuestro nombre va a expresar nuestro dechado de virtudes.

Si no las estamos  expresando, deberíamos comenzar a trabajar en ello y, hacerlo.

Puesto que,   la posición de “letargo”, nos coloca en situación de vulnerabilidad, por que aparece el miedo a “ no poder “. 
En  cambio,  cuando despertamos y tomamos el comando de nuestras vidas, sacamos el Poder ,  que es el hacer lo que queremos hacer.

En el uso indiscriminado de nuestras energías, éstas se diluyen, desconcentran y pierden su poder. 
Es como si abriéramos puertas en nuestro patrimonio energético, y permitiéramos la invasión de lo externo.  Nos nos protegemos y se perdería o distorsionaría la calidad del propio poder.

En cambio, si usamos sabia, conciente y discriminadamente nuestras energías, eligiendo donde ubicamos o usamos nuestro poder y con quien, vamos a crearnos una protección que nada ni nadie podrá desvirtuar.

Y creo que el uso voluntario, sabio y discriminado de nuestras energías, es el valor que nos damos a nosotros mismos.

Esto se logra a través de la concentración.

Y recordemos que el color de la concentración es el verde.

El verde se forma con la unión del azul y el amarillo.

Podríamos decir entonces que la concentración es la fusión de la Organización Voluntaria (Azul), y la Sabiduría (Amarillo).


MISIÓN

En la vida cotidiana, cada uno de nosotros tiene una tarea que realizar.

De chicos, tenemos que jugar, dibujar, armar rompecabezas, y así desarrollar nuestra motricidad , nuestras funciones cerebrales, y el resto de nuestro cuerpo.

Luego, estudiamos, adquirimos información, conocimientos , experiencia y  cultura.

Y más adelante, ponemos en práctica esa información, esos conocimientos y esa cultura,  y les agregamos más experiencia, más conocimientos y más información, con los que ampliamos nuestra cultura y contribuimos a la cultura  de los otros.

En todo ese conjunto de tareas, estamos realizando nuestra misión.

¿Qué es una misión?

 Es una tarea o conjunto de tareas, que se deben desarrollar, con un fin determinado.

En cada rol que el ser tiene en la vida , va a tener que estar cumplimentando con una misión, que es inherente a ese rol.

Esto le va a permitir crecer, perfeccionarse, y, ayudar a  otros seres, a crecer,  y asistirlos también , en su propio  perfeccionamiento.

De esta manera, haciendo, errando, corrigiendo, mejorando,  el hombre va evolucionando, y con su evolución particular y personal, va aportando con su logro, un avance en  la evolución de su propia especie, y a la del Universo, del que forma parte.

Cuando nacemos, traemos dos grandes tareas a realizar.

Una, es hacia los demás.
Va a ser realizada con los dones adquiridos.
Vamos a expresarlos, y a enseñarlos a nuestros congéneres.
Y así, estaremos contribuyendo a la evolución humana, asistiendo, y ayudando al otro en su propio camino de crecimiento.

En la cadena evolutiva, estaremos ocupando el lugar del eslabón que sostiene a los eslabones que vienen desde más abajo.

Hacemos de maestros.
La responsabilidad hacia los otros.

Como dijimos con anterioridad, este eslabón está representado por nuestro nombre.

La otra, es hacia nosotros mismos.
Va a ser realizada con el aprendizaje  de aquellos dones que todavía estamos practicando perfeccionar y gobernar.
Al hacerlo, iremos quitando los obstáculos de nuestro camino, que, en realidad, son las oportunidades que la vida nos da,  para realizar ese aprendizaje.
Limpiaremos ese camino, lo iluminaremos y lo dejaremos preparado para  que otros lo puedan ir transitando con más facilidad.

Y, una vez que lo logremos, serán los dones que podremos transmitir, ya que, en realidad, conseguiremos la maestría , en ese punto en particular.

Somos aquí, el eslabón que está sostenido desde arriba.

En esta misión, hacemos de alumnos.

Es la responsabilidad hacia nosotros mismos.

Como también dijimos antes, esta energía está representada por nuestra fecha de nacimiento.



Estos dos trabajos son ineludibles en el ser.

Y  vamos a estar realizándolos, más allá de que los hagamos de una manera conciente, o no.

Si lo hacemos voluntaria y concientemente,  podremos realizar esos trabajos de una manera más fácil, rápida y amorosa.

Traducido al lenguaje cotidiano, esto sería: , el crecer sin sufrir, o de la manera menos dolorosa posible.

¿Y porque es esto?.  Porque, según se dice, lo que realmente produce sufrimiento, es la resistencia que el hombre pone en todos los procesos de cambio.
Este sería,  precisamente el mayor aprendizaje en el ser. 

Aceptar que,  lo único constante en la vida, es el proceso de cambio.

Acompañando este proceso con la determinación y la buena voluntad, nos llevará a allanar ese camino.

Esta  ES  nuestra vida.

Y tenemos que aprender a cuidarla y a mejorarla todos los días.
Tratando de disfrutar de todo lo que nos rodea.
No esperando ser felices mañana, cuando consigamos lo que queremos tener hoy, sino gozar de todos los momentos, los preparativos, las ideas, las sensaciones.

Aún, reconociéndonos nuestra fuerza y coraje para  sortear las dificultades, que pudiéramos encontrar a cada paso.

Reconocernos en nuestro Poder.

Separar de nuestras vidas las quejas y las culpas, que sólo no llevan a rodearnos de obstáculos, que seguramente después tendríamos que aprender a sortear.

Sin olvidar de dejar de lado a las críticas, que nos alejan de lo fácil de la vida, porque nos conectan con la incomprensión y la rigidez.

Y como Dios es Altamente Misericordioso hacia sus hijos, los hombres, siempre nos va a ayudar en la tarea de cumplir con lo que vinimos a realizar.

Por eso, nos asiste en el desarrollo de nuestra misión, llevándonos a amar a aquello que  estamos preparados para mostrar a los demás.

Nuestra misión hacia fuera, hacia los otros, sin duda, será aquello que más nos gusta hacer.
Lo que probablemente, siempre estamos desarrollando, concientes o no de que lo estamos haciendo.

Por ejemplo, una persona que vino a enseñar, no necesariamente lo puede estar actuando, a través de una tiza o de un pizarrón, pero sí, a través de sugerencias, consejos y contención, amorosa y paciente.

Así también, podríamos decir que, probablemente aquello que debemos aprender en esta vida, se nos muestre como, quizás lo que no nos gusta hacer o desarrollar.

Y aquí es donde el ser se enfrenta a sí mismo.

Y se coloca en la posición adulta y responsable, de hacer lo que tiene que hacer, porque es, además, lo mejor para él, o,  trata de escapar a ese compromiso que es hacia él.

En la elección de cualquiera de estos dos caminos, estaría la clave de su felicidad.

Rechazar la responsabilidad y dejar que otros manejen su vida, pudiendo estos otros ser, no sólo los seres que nos rodean, sino ideas, estructuras mentales propias, familiares o sociales, donde el ser puede estar generando una sensación de frustración, enojo y tristeza, porque, aunque quizás no lo vea concientemente, en un lugar de su corazón , él sabe, positivamente,  que está donando su  Poder a otro o a otros.

Y esta sensación estaría haciendo las veces de barrera, -en forma de resentimiento, culpa, victimización,-, que le impediría experimentar la emoción  de felicidad que nos da el sentirnos libres y dueños de nosotros mismos.
El otro camino, en cambio, el del compromiso hacia nosotros, nos lleva a enfrentar lo que tenemos que ver y hacer.

A desarrollar la organización y un ordenamiento en nuestras vidas, que , de inmediato nos separa de la automatización en la que nos coloca la adhesión con el inconsciente colectivo.
La apariencia, la imagen, el famoso “que dirán”, que no le sirve a nada ni a nadie.

Atrevernos a ser nosotros mismos,  reconocer nuestros gustos, nuestros anhelos más íntimos.

Reemplazar la palabra “ambición”, por la palabra “superación”.
Donde el ser no va a competir con nadie, sino que va a mejorarse a sí mismo, expandiendo todas sus virtudes y dones.

Aceptar sus partes no positivas, no para resignarse y seguir sufriendo por ellas, sino para enfrentarlas y comenzar a modificarlas, día a día, paso a paso, hasta convertirlas en lo que el ser quiere lograr.

Si Quiero, Puedo.

Si Puedo, Logro.

Si Logro, Soy Feliz.

Beatriz Seibane.
Estudio de la Vibración del Nombre.


2 comentarios:

  1. Beatriz te felicito es de una claridad y profundidad maravillosa.
    Un beso grande. Irma

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  2. Excelente información muchas gracias

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